jueves, 17 de febrero de 2011

Gualeguaychú, la tierra del carnaval

No hay que irse muy lejos de Buenos Aires para encontrarse con una ciudad que reúna características tan diversas y atractivas. A una distancia no mayor a los 230 kilométros, Gualeguaychú se encarga de recibir a sus visitantes con todos los elementos propios de un pueblo grande, o más bien, una ciudad chica.
Sus calles, sus plazas, sus colores, nos hacen sentir que estamos ante la presencia de un lugar en el que algo puede pasar. Sus casas, sus playas, sus aromas, por su parte, irradian una extraña sensación de alegría, la cual se corporiza y se pone de manifiesto todos los sábados de Enero y Febrero con su ilustre ciudadano: El carnaval.
Ese rito casi inexplicable que convoca a jovenes y mayores por igual, logra transmitir en todos los casos un espíritu de unión y felicidad. Representado por las comparsas, con sus bailarines y sus cantantes, su existencia logra reunir en un mismo lugar a personas de todo el país, que se congregan allí para festejar y divertirse.
Podemos observar en su composición distintos elementos que lo hacen similar a otros y a su vez único.
Como todo carnaval que se precie de tal, podemos identificar una evidente raíz africana, la cual se ve reflejada en los ritmos utilizados, y particularmente, en los intrumentos. Por una cuestión geográfica lógica, podemos apreciar algunas semejanzas con los que se llevan a cabo en el Uruguay, por ejemplo en los contenidos de las canciones y en los timbres de voz de aquellos que las representan. Por otro lado se ve también una clara influencia brasilera, que se hace manfiesta en los bailes, y más claramente en los vestuarios elegidos.
Igualmente y más allá de esto, el carnaval de Gualeguaychú ha logrado desarrollar una identidad propia que  lo ha llevado a ser el más importante del país y uno de los más importantes del mundo. Una experiencia única que verdaderamente vale la pena llevar adelante.