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Finalmente, y tras varios días de
averiguaciones decidí anotarme para cuatro partidos de la primera fase. Cuatro
partidos a desarrollarse en ciudades relativamente cercanas y en horarios
compatibles: Salvador, Belo Horizonte, Rio de Janeiro y San Pablo. Cuatro
partidos además jugados por futuros cabezas de serie.
En ese mismo momento comenzó el
mundial para mí. La planificación ya tenía su primer acto concreto, con lo cual
me sentí en parte aliviado. Sabía que mis chances eran pocas, pero estaba
seguro de estar haciendo lo correcto.
Los pasos, eran los adecuados.
Por otro lado, la angustia de de saber que no dependía de mí me generaba
mucha ansiedad. No cabía otra chance que esperar. Y esperar mucho. Aunque
fueran solo tres meses, cada día que pasaba la incertidumbre era mayor. No ayudaba para nada el hecho de irme
enterando de la cantidad de personas que estaban haciendo lo mismo que yo ni
conocer estadísticas de mundiales anteriores. Pero mi fe seguía intacta. Estaba
tan seguro que se me iba a dar, como consciente de las chances reales que tenía.
Eran la razón y el corazón funcionando a la par. Esa doble sensación era la que
me comía la cabeza.
Tenía un horizonte en lo inmediato: El Jueves 24 de Octubre. Ese día debía anunciarse el resultado del sorteo de entradas. Unos pocos días antes decido entrar a revisar mi resumen de tarjeta de crédito. Mi cara cambió cuando vi reflejado un débito denominado "FIFA World Cup Tickets". Salté de la silla. Me repuse. Pensé que muy posiblemente lo que estaba viendo era algún tipo de reserva o congelamiento de fondos, en caso de resultar beneficiado. Traté de que no me afectara. Sabía que todavía faltaba por lo menos una semana para la definición. Un día antes de aquél famoso jueves entro a revisar mi solicitud en la página oficial de la Copa, y la misma había cambiado de estado "Pendiente", a "Aprobada". Eso solo podía significar una cosa. No quería pensarlo, y por esa misma razón no hablé con nadie al respecto. Tenía más que en claro que, según los términos establecidos, la única confirmación oficial de la aprobación era la recepción de un correo electrónico que así lo acreditara.
Tenía un horizonte en lo inmediato: El Jueves 24 de Octubre. Ese día debía anunciarse el resultado del sorteo de entradas. Unos pocos días antes decido entrar a revisar mi resumen de tarjeta de crédito. Mi cara cambió cuando vi reflejado un débito denominado "FIFA World Cup Tickets". Salté de la silla. Me repuse. Pensé que muy posiblemente lo que estaba viendo era algún tipo de reserva o congelamiento de fondos, en caso de resultar beneficiado. Traté de que no me afectara. Sabía que todavía faltaba por lo menos una semana para la definición. Un día antes de aquél famoso jueves entro a revisar mi solicitud en la página oficial de la Copa, y la misma había cambiado de estado "Pendiente", a "Aprobada". Eso solo podía significar una cosa. No quería pensarlo, y por esa misma razón no hablé con nadie al respecto. Tenía más que en claro que, según los términos establecidos, la única confirmación oficial de la aprobación era la recepción de un correo electrónico que así lo acreditara.
A las 15.00 hs. de ese 20 de
Octubre mi casilla de mail me mostró el asunto más maravilloso que jamás pensé
leer: "El FIFA Ticketing Centre (“FTC”) se complace en comunicarle que
se le han adjudicado las entradas solicitadas"
Había conseguido lo que tanto
quería. La emoción que me invadió ese momento aún hoy, tiempo después, me
resulta indescriptible. No cabía en mi tanta alegría. Lo había conseguido.
Faltaba todavía un tiempo, pero nada podía ya sacarme lo que me había ganado.
Me sentía un privilegiado, un elegido. Las probabilidades claramente estaban en
mi contra. Pensé en ese momento que mis ganas y mi deseo habían hecho la fuerza
necesaria como para obtenerlo. La primera reacción posterior fue compartirlo
con toda la gente que pudiera. Elegí Facebook, Twitter y cuanta red social
existiera. Quería que todos supieran lo afortunado que era y lo feliz que
estaba.
Me quedaban ahora casi ocho meses
de espera. Unos largos ocho meses. Faltaba todavía algo muy importante. Algo
que iba a tener definición poco tiempo después. El sorteo. Otro sorteo. Esta
vez, el de los grupos y los partidos. La fecha: Viernes 6 de Diciembre de 2013.
La segunda mitad de mi sueño estaba depositada ahí. Yo tenía mis cuatro partidos asegurados. Mis cuatro partidos, en cuatro ciudades diferentes, y durante cuatro días seguidos. Ese esqueleto iba a tomar forma ese viernes en horas del mediodía.
La segunda mitad de mi sueño estaba depositada ahí. Yo tenía mis cuatro partidos asegurados. Mis cuatro partidos, en cuatro ciudades diferentes, y durante cuatro días seguidos. Ese esqueleto iba a tomar forma ese viernes en horas del mediodía.
Racionalmente sabía que lo que
había conseguido hasta ese momento ya era un montón. Pero mi corazón iba por
más. Si ya estaba ahí, quería que me tocara un partido de Argentina. Las
chances eran 4 de 7. Confirmado, como era de preverse, como cabeza de serie, a
la selección podía tocarle los grupos del "B" al "H", ya
que el "A" sería de Brasil. Mis entradas eran para los grupos
"B", "E", "F" y "H". Las cuatro letras de mi felicidad por
aquellos días. Finalmente llegó el día. Se acabaron las especulaciones : Empezó
el sorteo.
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