miércoles, 20 de junio de 2018

Capítulo segundo: La preparación

Los días previos fueron de un intenso estudio geográfico del país. Creo que ni en el Secundario había escarbado tanto en las distancias, los climas y las características de las ciudades brasileñas. Mis cálculos tenían que ser muy precisos y para eso revisé el fixture de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Contaba además con una gran desventaja. Todavía no había equipos clasificados, con lo cual mis planes se basaban en un fixture hipotético, ya que no sabía qué equipos iban a disputar cada uno de los partidos. Mi única certeza, era que si Argentina clasificaba (como era previsible), sería uno de los ocho cabezas de serie. Mis chances realmente eran muy pocas. Si a eso le sumamos que el solo hecho de anotarme no me aseguraba la entrada, sino que me permitía acceder a un sorteo, la realidad indicaba que la posibilidad de obtener una entrada era mínima.
Finalmente, y tras varios días de averiguaciones decidí anotarme para cuatro partidos de la primera fase. Cuatro partidos a desarrollarse en ciudades relativamente cercanas y en horarios compatibles: Salvador, Belo Horizonte, Rio de Janeiro y San Pablo. Cuatro partidos además jugados por futuros cabezas de serie.
En ese mismo momento comenzó el mundial para mí. La planificación ya tenía su primer acto concreto, con lo cual me sentí en parte aliviado. Sabía que mis chances eran pocas, pero estaba seguro de estar haciendo lo correcto.  Los pasos, eran los adecuados.  Por otro lado, la angustia de de saber que no dependía de mí me generaba mucha ansiedad. No cabía otra chance que esperar. Y esperar mucho. Aunque fueran solo tres meses, cada día que pasaba la incertidumbre era mayor.  No ayudaba para nada el hecho de irme enterando de la cantidad de personas que estaban haciendo lo mismo que yo ni conocer estadísticas de mundiales anteriores. Pero mi fe seguía intacta. Estaba tan seguro que se me iba a dar, como consciente de las chances reales que tenía. Eran la razón y el corazón funcionando a la par. Esa doble sensación era la que me comía la cabeza.
Tenía un horizonte en lo inmediato: El Jueves 24 de Octubre. Ese día debía anunciarse el resultado del sorteo de entradas. Unos pocos días antes decido entrar a revisar mi resumen de tarjeta de crédito. Mi cara cambió cuando vi reflejado un débito denominado "FIFA World Cup Tickets". Salté de la silla. Me repuse. Pensé que muy posiblemente lo que estaba viendo era algún tipo de reserva o congelamiento de fondos, en caso de resultar beneficiado. Traté de que no me afectara. Sabía que todavía faltaba por lo menos una semana para la definición. Un día antes de aquél famoso jueves entro a revisar mi solicitud en la página oficial de la Copa, y la misma había cambiado de estado "Pendiente", a "Aprobada". Eso solo podía significar una cosa. No quería pensarlo, y por esa misma razón no hablé con nadie al respecto.  Tenía más que en claro que, según los términos establecidos, la única confirmación oficial de la aprobación era la recepción de un correo electrónico que así lo acreditara.
A las 15.00 hs. de ese 20 de Octubre mi casilla de mail me mostró el asunto más maravilloso que jamás pensé leer:  "El FIFA Ticketing Centre (“FTC”) se complace en comunicarle que se le han adjudicado las entradas solicitadas"
Había conseguido lo que tanto quería. La emoción que me invadió ese momento aún hoy, tiempo después, me resulta indescriptible. No cabía en mi tanta alegría. Lo había conseguido. Faltaba todavía un tiempo, pero nada podía ya sacarme lo que me había ganado. Me sentía un privilegiado, un elegido. Las probabilidades claramente estaban en mi contra. Pensé en ese momento que mis ganas y mi deseo habían hecho la fuerza necesaria como para obtenerlo. La primera reacción posterior fue compartirlo con toda la gente que pudiera. Elegí Facebook, Twitter y cuanta red social existiera. Quería que todos supieran lo afortunado que era y lo feliz que estaba.
Me quedaban ahora casi ocho meses de espera. Unos largos ocho meses. Faltaba todavía algo muy importante. Algo que iba a tener definición poco tiempo después. El sorteo. Otro sorteo. Esta vez, el de los grupos y los partidos. La fecha: Viernes 6 de Diciembre de 2013.
La segunda mitad de mi sueño estaba depositada ahí. Yo tenía mis cuatro partidos asegurados. Mis cuatro partidos, en cuatro ciudades diferentes, y durante cuatro días seguidos. Ese esqueleto iba a tomar forma ese  viernes en horas del mediodía.
Racionalmente sabía que lo que había conseguido hasta ese momento ya era un montón. Pero mi corazón iba por más. Si ya estaba ahí, quería que me tocara un partido de Argentina. Las chances eran 4 de 7. Confirmado, como era de preverse, como cabeza de serie, a la selección podía tocarle los grupos del "B" al "H", ya que el "A" sería de Brasil. Mis entradas eran para los grupos "B", "E", "F" y "H".  Las cuatro letras de mi felicidad por aquellos días. Finalmente llegó el día. Se acabaron las especulaciones : Empezó el sorteo.

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