domingo, 24 de junio de 2018

Capítulo tercero: El itinerario


Como se sabía, eran ocho equipos que serían distribuidos como cabezas de serie. El primero, el "A", como ya mencioné, estaba reservado para Brasil. Salió la segunda, la primera de las mías, y el resultado fue: Holanda. Primera bala afuera. No era un equipo para despreciar igualmente. Tercera bolilla, grupo "C". Resultado: Colombia. La suerte volvía de mi lado. Ya me quedaban 5 grupos con 3 chances. Cuarta bolilla, otra que no me pertenecía. La sangre se me hiela y la espera se hace eterna. El resultado: Uruguay. Salto de la silla de alegría y me abalanzo sobre el televisor. Las estadísticas me estaban dando la razón. Las probabilidades seguían aumentando. Ya tenía a mi favor 3 opciones sobre 4. No podía fallar. Quinta bolilla, grupo "E". Segunda de las mías: "Francia" el resultado. Mi cara vuelve a caerse, la amargura parece adueñarse del momento, donde los segundos son minutos, y los minutos, horas. Todo los sentimientos son más extremos ante tanta tensión. En solo un segundo pasaba de la alegría a la tristeza.
De repente, en la transmisión anuncian: Grupo "F".  F de Federico. F de felicidad. F de  fortuna. El resultado: "Argentina". No quiero exagerar, pero no recuerdo un momento de mi vida en el que haya sido tan feliz. A partir de ese día, cada vez que alguien me pide describir la "felicidad", les narro ese episodio. Era tocar el cielo con las manos. Demasiada alegría como para resumirla en meras palabras. Un estado de plenitud absoluta. Casi celestial.
Con el sorteo finalizado quedó decretado mi itinerario de partidos:
Viernes 20 de Junio de 2014, Suiza versus Francia en Salvador de Bahía. Un día después, sábado 21, Argentina contra Irán en Belo Horizonte. Domingo 22, Bélgica versus Rusia en Río de Janeiro, y por último, Holanda-Chile el lunes 23 en San Pablo. Mejor no me podía haber salido.
Dos campeones del mundo (Argentina y Francia), el último subcampeón (Holanda) y dos de los equipos que apuntaban como revelación (Chile y Bélgica).
Se termina el ajetreado 2013 y empieza el 2014. Todavía cinco meses por delante. Había que empezar a organizar la logística del viaje. Primeramente tenía que asegurarme el viaje de ida y de vuelta. Con motivo del Mundial la oferta era bastante amplia, así como también los precios de los pasajes. Había que aplicar la creatividad para abaratar los costos, considerando desde ya las distancias de las ciudades, que particularmente en el caso de Brasil son gigantescas. El hecho de haber planeado con tanto tiempo los partidos y las sedes, hizo que la ruta fuera perfecta. Siempre de norte a sur. De Salvador a San Pablo. Lo ideal, pensé en ese momento, y teniendo en cuenta la lógica distancia-precio, era apuntar al medio. Y en el medio, estaba Río de Janeiro. Lo que me ocurrió, es que justamente no fui el único que pensó lo mismo. Y esa opción, rápidamente quedó descartada. Había un elemento extra que no mencioné. Mi intención, aprovechando el viaje, era tomarme unos días más de descanso en alguna playa cercana. Debido al itinerario, tenía que ser cerca de algunas de las ciudades centrales. Finalmente, y tras algunos días de búsqueda, me incliné por Búzios, a solo 300 kilómetros de distancia de Río.  Tenía entonces cinco ciudades destino, las cuales tenía que distribuir en un cronograma de viajes y conexiones. Descartada la opción de volar a Río, la alternativa más económica era San Pablo. La dificultad que esto me generaba era la enorme distancia existente entre esta ciudad y Salvador, sede del primero de mis partidos. Hubo que tomar una decisión. La página oficial de la FIFA ofrecía la posibilidad de revender en forma legal entradas obtenidas por la misma vía. Por esa razón, y ante la imposibilidad de congeniar distancias tan largas, es que decidí poner a la venta esa primera entrada. La tristeza de tener que descartar uno de los partidos se vio compensada por el hecho de que, habiéndose devaluado el Peso en referencia al Dólar en Febrero de ese año, esa reventa me terminó beneficiando económicamente. La entrada la había comprado con un dólar a 6 pesos tres meses antes, y la terminé vendiendo con un dólar a 8. Otro guiño de la suerte.
Con los pasajes ya en mano, el itinerario finalmente quedó establecido de la siguiente manera:
Salida de Buenos Aires con destino San Pablo el domingo 15 de Junio por la madrugada. Viaje por vía terrestre a Río de Janeiro y de ahí a Búzios. Todo en un mismo día. Estadía de cuatro días de relax.  El viernes 20 empieza el tour Mundial. Viaje nuevamente a Río. Madrugada del Sábado 21, viaje a Belo Horizonte por el día, con vuelta, otra vez, a Río. Domingo 22 por la noche, viaje a San Pablo. Martes 24 por la mañana, vuelo de vuelta a Buenos Aires. Nada más y nada menos que 2.103 kilómetros de recorrido. 2.103 kilómetros de esperanza y alegría.

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