viernes, 6 de julio de 2018

Capítulo cuarto: Los viajes

Con gran parte del plan ya establecido, quedaba únicamente ultimar los detalles más específicos:
Hoteles y movimientos internos. La amplia gama de posibilidades que ofrece el país, potenciado claramente por el evento en cuestión facilitaba todo.
Había que ser creativo y práctico. A favor mío tenía el factor tiempo. Faltaban solo tres meses, que en el contexto de la espera tan larga podía parecer poco, pero en los hechos me permitía poder organizarme de manera eficiente.
Tenía que coordinar nueve noches con seis viajes dentro del país. Un país con distancias para nada cortas.  Haciendo números, y considerando sobre todo los días en lo que empezarían los partidos, saqué la conclusión que lo mejor sería hacer viajes en micro por la noche. La ventaja que tenía eso era ahorrarme noches de hotel, y a la vez me permitía desplazarme de ciudad en ciudad. La desventaja, sin duda, era la incomodidad de tener que descansar viajando. En seguida me hacía la siguiente pregunta. ¿Realmente me importaba descansar en este viaje?. La respuesta que le seguía era hacer click en la opción "Comprar" de los sitios de viajes en micro. Ni se dudaba a esa altura.
Despejada esa incógnita, quedaba únicamente conseguir cuatro noches de hotel en Búzios, ciudad que al no ser sede no tendría demanda excesiva, y una noche en San Pablo, posiblemente una de las metrópolis con más oferta hotelera en el mundo. No tuve ningún inconveniente para lograrlo.
Los días pasaban. El Mundial estaba a solo semanas y yo ya tenía todo organizado. El sueño estaba cerca. Muy cerca. La ansiedad me carcomía por dentro. El hecho de ya conocer el país por viajes anteriores y de tener un conocimiento del idioma hacía que no me inquietaran esas cuestiones.
Mi foco estaba en "el" evento. El que esperé toda mi vida. Mis charlas con amigos, familia o compañeros de trabajo iban siempre en esa dirección. No pensaba ni hablaba de otra cosa.
Si a eso le sumamos todo lo que rodea a un Mundial, como los programas de TV o las publicidades, mi cabeza no podía dejar de maquinar. ¿Cómo controlar semejante emoción?. Viéndolo a la distancia me genera mucha nostalgia. Toda mi vida intenté pensar la manera de disfrutar los momentos. De gozarlos. Yo sabía que lo que se me venía iba a ser importante. Como ya dije, muy probablemente lo más importante de mi vida. O por lo menos lo más deseado. Con ese pensamiento incorporado me dediqué a disfrutar cada instante. Es muy difícil explicarlo con palabras. Por eso es que simplemente me decidí a dejarme llevar por las emociones, y por eso logré retener cada detalle en mi cabeza. Cada decisión y cada pensamiento. Era un proceso largo, de muchos años, que estaba llegando a su fin, y que paradójicamente, terminaba con lo mejor. Con el momento cúlmine. El momento en que la pelotita empezó a girar. Ese día finalmente llegó:
El jueves 12 de Junio de 2014, en la ciudad de San Pablo, Neymar se la tocó a Fred, y empezó el Mundial. Mi Mundial. El que había esperado toda mi vida.

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